El conferenciante comenzó su exposición con el concepto de FILOSOFÍA, como “el arte de conciliar
lo universal con lo particular”, y poco más delante, de la CIENCIA, que aplica “el conocimiento del
hecho particular para llegar a conclusiones generales”.
Se respondió a la pregunta de si son equiparables Filosofía y Ciencia, afirmando que ambas se aplican
a las mismas materias, pero difieren respondiendo a un dualismo metodológico: el de la Ciencia,
experimental o empírica, y el de la Filosofía, especulativa o apriorística; en realidad, dos vías
complementarias de conocimiento o formas distintas de acercarse a la verdad.
Cabe destacar de la charla la enorme cantidad de conceptos filosóficos y científicos que introduce
desde los presocráticos hasta épocas recientes. Su discurso, de palabra fácil y entusiasta, se orientó a
la búsqueda de las bases ideológicas del liberalismo económico, llegando hasta momentos tan
importantes para el desarrollo de la economía como el referido a Adam Smith, o a la Escuela Austriaca
de Economía.
Se plantea la posibilidad del uso de una metodología inductiva, como objeto de conocimiento
filosófico, en la intención de justificar el liberalismo económico, apoyando su argumentación en
maestros del pensamiento occidental, con citas expresas de Bacon, Descartes, Spinoza, Bergson,
Dennett…
Como aporte doctrinal específicamente económico, trató de la Escuela Austriaca de Economía, con
una posición heterodoxa, basada en el individualismo. Eladio García se decantaba por la necesidad de
aceptar un orden espontáneo que surge de nuestros propios intereses, bajo la premisa de que el egoísmo
no niega al altruismo.
Por el contrario, se revelaba ante el estatismo, el intervencionismo, o el totalitarismo, que entienden a
la sociedad como ente que pueden manejar, pretendiendo hacer de ella una comunidad con una clase
exitosa que paraliza el desarrollo. En contraposición a este planteamiento, esgrimió el principio de
individualidad y su iniciativa, o el egoísmo, como elementos esenciales de los que surge un sistema
social más favorable.
La exposición, que duró noventa minutos, fue aplaudida generosamente por el auditorio. El vivo
debate que se dio a continuación, abundó en comentarios y reparos, que ponían de manifiesto el
desacuerdo de la mayoría de los participantes, en defensa de un sistema económico y político partidario
de una sociedad basada en los sentimientos solidarios por encima del individualismo.
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